El primer paso es que el médico escuche las dudas y deseos del paciente y trate de entenderlos. El paciente por su parte deberá explicar detalladamente su propia historia clínica para poder evaluar cualquier síntoma que pueda estar asociado con la ginecomastia e investigar posibles factores de riesgo.
Por lo tanto, es importante conocer en detalle el estado general de salud del paciente, su historial familiar y, sobre todo, sus hábitos de vida. Hay que recordar, de hecho, que el abuso de alcohol, drogas, anabólicos y algunos medicamentos puede estar asociado con el desarrollo excesivo de mamas.
Después de establecer una imagen completa y detallada de la situación, se procederá a un examen físico, donde el médico evaluará la presencia de tejido glandular o adiposo, el tamaño, la consistencia o cualquier exceso de piel y grasa. Además, el examen físico es esencial para comprender las posibles causas, como cambios en la tiroides, aumento del volumen testicular, etc.
Después de esta evaluación, se realizarán exámenes complementarios que puedan confirmar o descartar las sospechas planteadas durante la primera visita. En esta etapa, los se solicitan generalmente exámenes de sangre y una ecografía del seno. También se pueden indicar otras pruebas según los hallazgos clínicos y las sospechas del cirujano.
Solo después de haber excluido las causas identificables de la ginecomastia, se procederá a la planificación de la intervención con todas las explicaciones sobre el procedimiento quirúrgico. En esta fase se explicarán todos los detalles relativos a las incisiones, las cicatrices, la eventual liposucción (en caso de exceso de grasa), la recuperación postoperatoria y, naturalmente, todas las posibles complicaciones relacionadas con el procedimiento.