Conocidas con el nombre médico de «hipercromía idiopática del anillo orbitario», son las coloraciones moradas, grisáseas o verdes que aparecen en el párpado inferior del ojo por exceso de producción de melanina. Son uno de los males más comunes entre hombres y mujeres por igual, aunque se hacen más notorias en personas de tez blanca y en aquellos que tienen factores hereditarios que influyen en su aparición temprana. Se ubican en una zona de la cara donde la piel es fina y las venas se transparentan y el colágeno suele ser escaso. Esta anomalía es más compleja de lo que parece y en ocasiones, viene acompañada de las llamadas 'bolsas', pequeños abultamiento en el párpado inferior provocadas, entre otras cosas.
El primer factor que favorece la aparición de las ojeras es la genética, pero también son comunes en personas que abusan de sustancias como el tabaco, del café o del alcohol; personas con problemas de sueño o con pocas horas diarias de descanso. Dormir bien durante 7 horas nocturnas –como mínimo– es fundamental para gozar de una buena salud física y emocional. Cuando esto no ocurre, nuestro cuerpo experimenta cambios notables como falta de concentración, cambios de ánimo y de temperamento y se propicia su aparición.
Si aún cambiando nuestros hábitos de sueño, de alimentación y de ejercicio, las ojeras siguen siendo una constante en nuestro rostro, existen diferentes tratamiento e intervenciones ambulatorias que pueden lograr la eliminación o disminución mayoritaria como el tratamiento IPL (luz intensa pulsada), la carboxiterapia (que usa Co2 para combatirlas), tratamientos con ácido hialurónico o tratamientos con tecnología láser. Como indica la doctora Eva Hernández Calderón de la Clínica de Medicina y Cirugía Estética Sumak, lo que buscan estos procedimientos es reestructurar la zona del párpado para eliminar la flacidez que origina la aparición de 'bolsas' y ojeras.