La rosácea también se llama rosa facial debido a la decoloración de la piel
La rosácea, también conocida como "rosa facial" o "rosa de cobre", es una patología cutánea que provoca un grave enrojecimiento de la piel. Afecta sobre todo a mujeres de más de 30 años, especialmente a las de piel y ojos claros. De hecho, en Alemania, entre el dos y el cinco por ciento de las personas la padecen. La mayoría de personas no son conscientes de que el constante enrojecimiento de su piel es en realidad una enfermedad crónica.
La afección de la rosácea hace que las finas venas de la piel se dilaten, lo que provoca el enrojecimiento de la misma. Las inflamaciones generan nódulos (pápulas) y granos de pus (pústulas), por lo que a menudo esta patología se asemeja al acné. Los hombres suelen desarrollar un engrosamiento nodular de la nariz (rinofima), conocido coloquialmente como "nariz bulbosa". Las personas ajenas a la enfermedad suelen atribuir el enrojecimiento al consumo excesivo de alcohol.
Como la rosácea aparece en el centro de la cara y es difícil de disimular, muchos afectados sufren problemas psicológicos y emocionales derivados de la baja autoestima que genera la afección.
Posibles causas de la rosácea
Si bien las mujeres se ven afectadas por la rosácea con más frecuencia que los hombres, ellas no padecen rosácea grave con tanta frecuencia como ellos.
Los científicos siguen tratando de averiguar las causas de la rosácea. Algunas personas tienen un mayor riesgo de padecer la afección. Al investigar la patología, han encontrado algunos datos importantes:
La rosácea es hereditaria. Muchas personas que padecen la afección tienen familiares con este mismo problema.
El sistema inmunitario desempeña también un papel importante en el desarrollo de esta patología. Los científicos han descubierto que la mayoría de afectados por rosácea parecida al acné reaccionan a una bacteria llamada Bacillus oleronius. Esta reacción hace que su sistema inmunitario se active de forma exagerada. Los científicos aún no saben con exactitud si esto puede causar la rosácea.
El Demodex folliculorum, un ácaro que vive en la piel humana, puede tener relación directa con la afección. A este ácaro le gusta vivir en la nariz y las mejillas, y es ahí donde suele aparecer la rosácea. Numerosos estudios han demostrado que las personas con rosácea tienen gran cantidad de este ácaro en su piel, aunque no es concluyente, dado que también se ha encontrado gran cantidad de este ácaro en personas que no padecen rosácea.
Existen otros factores desencadenantes (conocidos como "triggers") que pueden provocar nuevos brotes en los enfermos. Entre ellos están las bebidas calientes, los alimentos picantes, el alcohol, los cosméticos, el estrés o los medicamentos. El frío y el viento tampoco son buenos para estas pieles sensibles, y el calor y la luz solar son especialmente perjudiciales.
Tipos de rosácea
Mujer con cuperosis
Podemos hablar de cuatro tipos o variaciones de rosácea. Cada una tiene sus propios síntomas. Es posible padecer más de un tipo o variación de rosácea al mismo tiempo.
Normalmente, la rosácea afecta sólo a la piel de la nariz, las mejillas y la frente. Los brotes suelen producirse en ciclos. El síntoma característico de la rosácea son los granos pequeños, rojos y llenos de pus que aparecen en los brotes. Esto significa que los síntomas pueden aparecer durante semanas o meses, desaparecer y luego volver a aparecer.
Los cuatro tipos de rosácea son:
Subtipo uno - cuperosis: se asocia con enrojecimiento de la piel del rostro y los vasos sanguíneos visibles, especialmente en las zonas de las mejillas y la nariz. También se siente picor e irritación.
Subtipo dos - rosácea papulopustulosa (o acné): esta variación se asocia a erupciones similares al acné, como pústulas o granos con pus, y suele afectar principalmente a mujeres de mediana edad.
Subtipo tres- rosácea hipertrófica: se trata de una variación poco frecuente asociada al engrosamiento de la piel de la nariz y a la retención de agua (edema). Suele afectar principalmente a los hombres e ir acompañada de otro subtipo de rosácea.
Subtipo cuatro - la oftalmo rosácea: los síntomas de esta variación se concentran alrededor de los ojos, y consisten en sequedad e inflamación.
¿Cómo diagnostican los dermatólogos la rosácea?
Para tratar la rosácea es imprescindible empezar evitando los factores desencadenantes, hacer uso de productos suaves para el cuidado de la piel sensible y seguir un tratamiento médico específico.
Si el dermatólogo sospecha que el paciente tiene rosácea, no es necesario realizar ninguna prueba médica. El especialista examinará la piel y los ojos para asegurarse de que no se trate de otra patología, ya que existen otras afecciones que pueden tener síntomas similares. Las pruebas médicas pueden ayudar a descartar otras enfermedades como el lupus eritematoso o una reacción alérgica cutánea.
En caso de rosácea, el dermatólogo hablará con el paciente sobre las opciones existentes de tratamiento. Si bien no existe ningún tratamiento no pueda curar la rosácea, éstos sí pueden ayudar a:
Reducir (o eliminar) los signos de la rosácea en la piel
Aliviar los síntomas
Evitar que la rosácea empeore
¿Cómo prevenir la rosácea?
El dermatólogo es el especialista encargado de diagnosticar la rosácea
Cuando los dermatólogos elaboran un plan de tratamiento para la rosácea, éste suele incluir la toma de medicamentos, un plan de cuidado personal diario y consejos para evitar los brotes. A veces, el plan de tratamiento también incluye un tratamiento médico estético, como la terapia láser.
Control de los factores desencadenantes: aunque se esté tratando el enrojecimiento de la piel, los factores desencadenantes como el picante, el sol o el calor pueden hacer que aparezca de nuevo. Para evitarlo averigua qué es lo que desencadena la rosácea en tu caso y haz algunos cambios en tu estilo de vida.
Cuidado de la piel: los productos para el cuidado de la piel, e incluso la forma en la que te laves el rostro, pueden contribuir al enrojecimiento. Todas las personas que padecen rosácea necesitan un cuidado suave y delicado de la piel. Este tipo de cuidado delicado debe consistir en:
Usar un jabón neutro para limpiar el rostro.
Utilizar sólo las yemas de los dedos para aplicar a la hora de aplicar el jabón (o cremas).
Aclarar con agua tibia o fría (no caliente).
Secar suavemente (a toques) el rostro con una toalla suave y limpia.
Tratamientos para la rosácea
Láser fraccionado para la rosácea
Si la mayoría de los productos para el cuidado de la piel te provocan enrojecimiento, ardor o escozor, solicita a un dermatólogo que te recomiende productos que sean adecuados a tu tipo de piel.
Protección solar: proteger la piel de la exposición solar es esencial los 365 días del año. La luz solar es la principal causa de los brotes de rosácea.
Maquillaje de color verde: si bien no reduce las rojeces, puede disimularlas. Algunas empresas fabrican maquillaje de color verde específicamente para personas con rosácea.
Terapia láser: El tratamiento con láser o luz puede minimizar (o eliminar) los vasos sanguíneos visibles. Para eliminar la piel engrosada, los dermatólogos realizan un tratamiento de rejuvenecimiento con láser. El procedimiento reduce el enrojecimiento y las manchas cutáneas similares al acné. Los pacientes muestran una piel más firme, gruesa y resistente desde la primera sesión. El rejuvenecimiento cutáneo con láser es una técnica de exfoliación física. El objetivo principal es eliminar las capas superficiales de la piel y luego regenerar la superficie de la misma. Los dispositivos láser actuales emiten una luz de alta energía con una longitud de onda definida que puede enfocarse de forma intensa y precisa. A diferencia de otros tratamientos alternativos, la luz láser no afecta a toda la región de la piel, sino que se distribuye (fraccionada) a muchas zonas de una área de tejido pequeña. Por este motivo el rejuvenecimiento cutáneo con láser se conoce también como láser fraccionado. Tras el tratamiento la piel presentará enrojecimiento e inflamación en la zona tratada, pero éstas irán disminuyendo al cabo de uno a cinco días. Poco a poco, la piel se va curando y formando una escama de piel. Tras el tratamiento se requiere un reposo en casa de 3 a 5 días, dependiendo de la intensidad del procedimiento. Generalmente, al quinto día, ya es posible maquillarse. Sin embargo, como ocurre con cualquier herida, la recuperación total no es completa hasta pasados unos 3-6 meses. Los tratamientos suelen realizarse en intervalos de 3-4 semanas.
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