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Madrid (Ciudad)
El tratamiento vale la pena
Notificado por ML96. El 93% de pacientes han indicado que vale la pena.
Desde siempre me ha atraído el look femenino y con curvas marcadas. Me gusta la sensación de volumen, la imagen de un pecho grande y redondo, y cómo cambia por completo la forma de verse una misma. No lo veo solo como algo estético, sino como una manera de expresarme y de sentirme más segura.
Dejo fotos, no se si saldrán ordenadas, pero de donde partía así como de cada volumen nuevo.
Primera operación – 500cc Mi primer aumento fue con 500cc. Lo hice con mucha ilusión y un poco de miedo, pero la experiencia fue buena. El cambio me encantó: me sentía diferente, más proporcionada y con un cuerpo que empezaba a reflejar lo que buscaba. Aun así, con el tiempo me di cuenta de que quería más. Fue el primer paso de un camino que no sabía que iba a ser tan largo.
Segunda operación – 1000cc Al año siguiente decidí volver a operarme, esta vez con 1000cc. Quería un resultado más notorio y redondo, más acorde a mi estilo. La cirugía fue más dura, y la recuperación se sintió bastante más intensa, pero el cambio fue grande y me encantó. Sin embargo, también me di cuenta de que en España es complicado seguir aumentando. La mayoría de cirujanos no quieren pasar de los 800cc, y muchos directamente se niegan, incluso cuando el cuerpo lo permite. Eso me llevó a empezar a buscar opciones fuera del país.
Tercera operación – 1700cc Después de informarme durante meses, decidí viajar a Bélgica. Fue un proceso más largo y exigente: preparar el viaje, coordinar la cita, reservar alojamiento, hacer la transferencia… pero tenía claro que era lo que quería. La cirugía duró alrededor de dos horas. El postoperatorio fue fuerte, sobre todo los primeros días: la presión, el peso, la piel tirante. Pero ver cómo mi cuerpo cambiaba otra vez fue una sensación muy especial. Era justo el tipo de transformación que me motivaba desde el principio.
Recuperación y sensaciones Cada aumento ha sido distinto. Con el primero apenas tuve molestias. Con el segundo sentí el peso por primera vez. Y con el tercero, la piel y los músculos necesitaron más tiempo para adaptarse. Hubo dolor, incomodidad y noches sin dormir, pero también mucha ilusión. Me gusta sentir el pecho lleno, notar cómo cambia la postura, la forma de vestirme, la manera de moverme. Es una experiencia que me conecta con una parte de mí muy personal.
Reflexión final Si algo he aprendido en todo este proceso, es que hay que escuchar lo que una realmente quiere. Muchos cirujanos te frenan por miedo o por estética, pero si tienes claro lo que buscas, existen profesionales que pueden hacerlo bien y con seguridad. A veces hay que salir de tu zona de confort —incluso de tu país— para conseguirlo.
Cada paso que he dado me ha enseñado algo nuevo sobre mí, y aunque no sé si me quedaré aquí o seguiré más adelante, lo importante es que cada decisión la he tomado desde mi convicción y no desde la opinión ajena.
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