Medicina antienvejecimiento
MEDICINA ANTIENVEJECIMIENTO
La búsqueda de la inmortalidad por parte del hombre es algo que viene siendo habitual desde tiempos inmemoriales, de hecho, en Mesopotamia aparece el primer texto (2100 A.C) que aborda la inmortalidad, en el Antiguo Egipto, en el “Libro de los Muertos” describen rituales para alcanzar también la inmortalidad, en la Grecia Clásica o las religiones Orientales lo que buscaban era “ El Elixir de la Vida” que dio origen a leyendas como “ Los Ocho Inmortales”, en la Edad Media surge la idea de “La Piedra Filosofal” y el “Elixir de la Vida”. Ya en el Renacimiento y modernidad, se pasa de la inmortalidad, de la espiritualidad a la prolongación de la vida física, debido a una mejora de la medicina.
En los siglos XIX y XX, avances en biología y medicina conllevan a un aumento de la longevidad, surgen teorías sobre la criogenización y la regeneración celular.
Hoy en día, siglo XXI: Transhumanismo que busca superar las limitaciones humanas mediante tecnología; nanotecnología, biotecnología, inteligencia artificial, criogenización, en suma, búsqueda de la inmortalidad con los consecuentes dilemas éticos.
A raíz de todo esto podemos decir que la ciencia médica ha ido evolucionando y ha dado lugar a la Medicina Antienvejecimiento.
¿Pero qué es la Medicina Antienvejecimiento?
La Medicina Antienvejecimiento es una disciplina médica multidisciplinar que busca prevenir, ralentizar e incluso revertir los efectos del envejecimiento biológico. Sabemos que el envejecimiento es el principal factor de riesgo de enfermedades crónicas, invalidantes y que conllevan a una pérdida de calidad de vida. A diferencia de la medicina tradicional que se enfoca en tratar enfermedades una vez que aparecen, esta rama se centra en la prevención proactiva, el diagnóstico precoz y la optimización funcional del organismo a lo largo del tiempo.
Es una medicina preventiva, predictiva, proactiva, personalizada.
Su objetivo no es solo prolongar la vida, sino mejorar su calidad, promoviendo una longevidad saludable y activa.
Para conseguir todo ello, nos basamos en un abordaje integral del paciente, mediante la realización de una analítica muy exhaustiva bioquímica, en la que también se miden biomarcadores de inflamación, oxidación y metabolismo, paneles hormonales junto con métodos diagnósticos avanzados:
- disbiosis intestinal
- test genéticos (nutrigenético, farmacogenético)
- perfil de ácidos grasos esenciales
- estudio de melatonina
- medición de metales pesados
Junto con una historia clínica completa y con todo ello podremos conocer el estado de salud actual del paciente, así como la predisposición a padecer diferentes patologías o qué fármacos van a ser los más adecuados y el conocimiento aproximado de la edad biológica.
Para la medición de la edad biológica, hoy en día se están utilizando los relojes epigenéticos que permiten estimar la edad biológica de una persona a través de patrones de metilación del ADN. Su aplicación clínica permite:
• Evaluar el impacto de intervenciones médicas o cambios de estilo de vida.
• Personalizar tratamientos antienvejecimiento.
• Predecir riesgos de enfermedades relacionadas con la edad.
En función de todos los resultados, se pautará el tratamiento correspondiente personalizado.
Estamos ante una revolución en cuanto a los avances en medicación:
• Fármacos senolíticos: eliminan células senescentes que promueven inflamación y deterioro tisular. Prometen retrasar enfermedades como el alzhéimer, el cáncer o la osteoporosis.
• Moduladores epigenéticos: nuevas moléculas que actúan sobre la expresión genética para revertir procesos de envejecimiento celular.
• Terapias con NAD+ y rapamicina: mejoran la función mitocondrial y la reparación celular, con resultados prometedores en modelos animales.
Muchos de ellos aún en fase experimental pero que, en unos años, veremos los resultados.
Sin embargo, hay que tener presente a la Melatonina: el antioxidante olvidado
La melatonina, conocida por regular el sueño, es también uno de los antioxidantes más potentes del cuerpo humano. Su papel en la medicina antienvejecimiento es cada vez más reconocido:
Neutraliza radicales libres, estimula enzimas antioxidantes, modula la expresión genética: influye en genes relacionados con inflamación, apoptosis y longevidad. Sincroniza relojes epigenéticos: regula ritmos circadianos.
Además, su producción natural disminuye con la edad, lo que ha llevado a explorar su suplementación en dosis terapéuticas para prevenir enfermedades neurodegenerativas, cardiovasculares y metabólicas.
Cada persona tiene su dosis individual de melatonina y se verifica mediante analítica.
Lo que también sabemos a ciencia cierta es que la nutrición y el ejercicio son pilares fundamentales
- Nutrición antiinflamatoria: dietas como la mediterránea, el ayuno intermitente y la restricción calórica controlada han demostrado beneficios en longevidad celular.
- Ejercicio físico: el entrenamiento de fuerza y la actividad aeróbica mejoran la función mitocondrial, reducen la inflamación y preservan la masa muscular, clave para la longevidad funcional, no se debe olvidar el equilibrio.
- Intervenciones conductuales.
Conclusión
La Medicina Antienvejecimiento ya no es una promesa futurista, sino una realidad en evolución. Con avances en fármacos, biomarcadores epigenéticos y estrategias de estilo de vida, estamos entrando en una era donde la longevidad activa y saludable es científicamente alcanzable para lograr dar más vida a los años.






