Top 5 preguntas que realizar a tu cirujano

Creación: 20 oct 2025 · Actualización: 20 oct 2025

Las preguntas que toda paciente debería hacer antes de una rinoplastia

Cuando una paciente llega a mi consulta, casi siempre lo hace con una mezcla de ilusión y nervios. Suele haber pensado mucho en dar este paso. En la mayoría de los casos, me escucha con atención durante casi una hora mientras le explico cómo evalúo su nariz, qué aspectos analizo en la exploración, le muestro fotografías de casos operados por mí y detallo cada parte del proceso quirúrgico: desde la planificación previa hasta la recuperación a largo plazo.

Durante esa conversación intento transmitir no solo información técnica, sino también tranquilidad y confianza. Hablo del postoperatorio inmediato —cómo se sentirá los primeros días, qué molestias son normales, cuándo podrá volver a su rutina— y también de cómo evoluciona la forma de la nariz con el paso de los meses.

Y cuando termino mi explicación, siempre llega el mismo momento: les pregunto si tienen alguna duda. En muchas ocasiones, la paciente me mira, sonríe y mueve la cabeza diciendo que no.

Es entonces cuando suelo decir con una sonrisa:

“Te has olvidado de hacer las preguntas más importantes.”

Porque sí, hay ciertas preguntas que toda paciente debería formular antes de decidir con qué cirujano va a operarse. Hacerlas no solo demuestra interés y madurez, sino que permite tomar una decisión informada y segura. Una cirugía de nariz no es un acto rutinario: es una intervención compleja, personalizada y con implicaciones estéticas y funcionales que te acompañarán toda la vida.

A continuación te comparto las cinco preguntas clave que recomiendo plantear antes de cualquier rinoplastia:

1. ¿Cuánta experiencia tiene en rinoplastia?

Esta debería ser una de las primeras preguntas. La rinoplastia es una de las cirugías más desafiantes de toda la cirugía estética y reconstructiva. Combina arte y ciencia, precisión y sensibilidad. No basta con tener formación general en cirugía plástica o facial: se requiere una especialización muy concreta, años de práctica y una comprensión profunda de la anatomía nasal y de la armonía facial.

Saber desde cuándo el cirujano realiza rinoplastias, con qué frecuencia las practica y qué tipo de casos maneja (primarias, secundarias, funcionales o estéticas) te dará una idea clara de su grado de experiencia. Un profesional que lleva años dedicándose casi exclusivamente a este tipo de intervenciones ha tenido la oportunidad de enfrentarse a múltiples variaciones anatómicas y aprender de cada caso.

2. ¿Cuántas rinoplastias realiza al año, al mes o a la semana?

Esta pregunta está directamente relacionada con la anterior. No se trata de una cuestión de curiosidad, sino de criterio. Un cirujano verdaderamente especializado debe poder responder con claridad y ofrecer cifras concretas.

Si realiza solo dos o tres rinoplastias al mes, probablemente no sea un experto dedicado en exclusiva a esta cirugía. En cambio, un cirujano que opera narices de forma regular —prácticamente a diario— está constantemente afinando su técnica y acumulando experiencia.

La destreza quirúrgica no depende únicamente de los años de carrera, sino de la frecuencia y continuidad con que se practica. Cuanto más se hace una intervención, más se dominan los pequeños detalles que marcan la diferencia entre un buen resultado y un resultado excelente.

3. ¿Qué complicaciones pueden presentarse?

Es muy habitual que las pacientes lleguen a la consulta con una idea muy clara de la nariz que desean conseguir. Sin embargo, pocas preguntan por los riesgos que conlleva la cirugía.

La rinoplastia, como cualquier intervención quirúrgica, no está exenta de posibles complicaciones. Afortunadamente, son infrecuentes cuando el procedimiento se realiza en manos expertas y en un entorno seguro. Aun así, es importante conocerlas: sangrado, infección, alteraciones en la cicatrización o pequeñas irregularidades en el contorno nasal son algunas de las más habituales.

El riesgo de sangrado o infección aumenta en pacientes fumadoras, por lo que dejar el tabaco al menos un mes antes de la cirugía es fundamental. Fumar dificulta la cicatrización, reduce el flujo sanguíneo y retrasa la recuperación. Y hay algo que debe decirse con absoluta claridad: el consumo de cocaína es una contraindicación total para la rinoplastia, ya que daña gravemente la mucosa nasal y compromete la circulación, lo que puede tener consecuencias irreversibles.

Un buen cirujano no solo debe saber hablar de resultados, sino también de riesgos. La transparencia y la honestidad son la base de la confianza entre médico y paciente.

4. ¿Qué ocurre si no quedo satisfecha con el resultado?

Esta es, quizá, la pregunta más difícil de hacer… pero también una de las más necesarias. Los resultados en rinoplastia tardan meses en estabilizarse; la inflamación inicial puede ocultar la forma definitiva hasta pasado un tiempo. Sin embargo, en ocasiones, una paciente puede sentir que el resultado no es exactamente el que esperaba o que existe algún pequeño detalle mejorable.

Un cirujano con experiencia y empatía sabrá escuchar y valorar la situación con objetividad. Si realmente hay margen para mejorar el resultado, lo habitual es que el especialista ofrezca una revisión o retoque, asumiendo él mismo los honorarios quirúrgicos. El paciente, en general, solo se hace cargo de los costes de quirófano y hospital.

Lo importante aquí es que exista una buena comunicación y un compromiso de acompañamiento. La relación médico-paciente no termina el día de la cirugía: continúa durante todo el proceso de recuperación y adaptación al nuevo aspecto.

5. ¿Debería pedir más opiniones?

La respuesta es sencilla: sí, sin duda. Nunca hay que quedarse con una sola opinión, especialmente cuando se trata de una cirugía tan relevante y visible como la de la nariz. Escuchar diferentes enfoques te permitirá comparar estilos, criterios y métodos de trabajo.

Pero más allá de la técnica o de las cifras, hay un factor decisivo: el feeling. Sentirte cómoda y comprendida por tu cirujano es fundamental. Debes tener la sensación de que te escucha, que entiende tus expectativas y que te habla con honestidad, sin prometerte resultados irreales.

Elegir dónde y con quién operarte es una decisión muy personal. Tómate tu tiempo, infórmate bien y asegúrate de que confías plenamente en el equipo y en el entorno donde te vas a tratar. Una cirugía de nariz no solo transforma tu rostro: también puede mejorar tu respiración, tu autoestima y tu forma de verte a ti misma. Por eso, merece toda tu atención y reflexión.

En resumen, informarte bien, hacer preguntas y sentirte escuchada son pasos esenciales para vivir tu rinoplastia con tranquilidad y confianza. La mejor paciente no es la que simplemente confía ciegamente en su cirujano, sino la que participa activamente en su proceso, comprende los riesgos y las expectativas reales, y toma decisiones desde la información y la seguridad.

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Zaragoza, Zaragoza
Dra. Argentina Vidrascu
Sin opiniones
Marbella, Málaga
Instituto Marsil
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Badajoz, Badajoz
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Badajoz, Badajoz

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