El drenaje linfático se puede realizar en dos situaciones: por prescripción médica de tu médico o por motivos estéticos.
En el ámbito médico, se prescribirá en casos particulares de linfedema, edemas relacionados con patología neurológica, inflamaciones reumáticas, eccema, acné o sinusitis. Las sesiones también se pueden prescribir después de la liposucción.
En el caso de un objetivo estético, las sesiones participarán en el rejuvenecimiento de la piel y / o lucharán contra la celulitis, el estrés y la fatiga.
Las embarazadas también pueden realizarse drenajes linfáticos manuales ya que reduce la hinchazón sobretodo en los últimos meses. También ayuda con la retención de líquidos de la gestación causada por el aumento del tamaño del útero que dificulta la circulación sanguínea. En el postparto también suele recomendarse ya que aún puede quedar retención de líquidos.
Sin embargo, a menos que esté prescrito o autorizado por su médico, no se recomienda el linfodrenaje en caso de: esclerosis del seno carotídeo, infección aguda, tumor maligno, tuberculosis, hipertiroidismo, trastornos cardíacos, trombosis o asma grave.
Por lo tanto, incluso si deseas realizarte un tratamiento de drenaje linfático por razones estéticas pero padeces una patología, te recomendamos que consultes a tu médico de antemano para asegurarte de que esto sea posible.