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Ultrasonidos para la piel y la grasa localizada

Ultrasonidos para la piel y la grasa localizada

Licenciada en Periodismo y Máster en Relaciones públicas y Gabinetes de Comunicación. Me encanta escribir y comunicarme con los demás. Actualmente, redacto contenidos en Multiestetica.

Creación: 8 jul 2015 · Actualización: 16 jul 2019
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Los ultrasonidos son ondas sonoras cuya frecuencia sobrepasa el umbral de 20 kHz, no siendo sensible al oído humano. Puede propagarse a través de varios medios, como el aire, el agua y otros líquidos y sólidos de densidad específica, pero fundamentalmente es el ambiente húmedo el que favorece su propagación.

Como otros fenómenos de ondas, los ultrasonidos están sujetos a fenómenos de reflexión, refracción, difracción y pueden ser reflejados, absorbidos o transmitidos según las propiedades del obstáculo con el que se encuentran; la profundidad a la que pueden penetrar depende de la frecuencia utilizada y de la amplitud de la señal: cuanto más baja sea, más profundidad alcanzará la onda.

Gracias a estas características, son numerosas las aplicaciones posibles en medicina estética.

Principalmente, los ultrasonidos se emplean para la reducción de grasa localizada, pero también son muy eficaces en casos de celulitis o piel de naranja. Su mecanismo de acción está basado en tres principios:

  • Acción térmica: la energía del sónar se convierte en calor en el interior de los tejidos, mejorando la microcirculación y favoreciendo el drenaje de los líquidos.
  • Acción mecánica: las ondas sonoras provocan vibraciones en los tejidos, lo que produce micromasajes.
  • Sonoroforesis (o fonoforesis): los ultrasonidos son capaces de transmitir bajo la piel varios principios activos, optimizando la permeabilidad de la estructura de los tejidos.

Actualmente se emplean dos sistemas de frecuencia: 1 MHz y 3 MHz.

Este último alcanza la epidermis, la capa más superficial de la piel, mientras que el sistema de frecuencia de 1 MHz es capaz de penetrar a mayor profundidad, alcanzando el tejido conectivo.

Gracias a innumerables investigaciones y estudios se ha podido establecer una combinación perfecta de profundidad controlada e intensidad óptima con el deseo de conseguir una aplicación sencilla y segura de los ultrasonidos, que carezca de efectos secundarios y que sea adecuada al uso estético.

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La eficacia de los ultrasonidos en la piel

El calentamiento del tejido cutáneo mejora la circulación sanguínea, aumentando con ello la actividad metabólica, lo que acelera la regeneración celular.

La frecuencia de los ultrasonidos estimula el tejido con su acción mecánica, provocando oscilaciones que alternan la compresión y descompresión. De este modo se obtiene el conocido efecto "micromasaje", que promueve la desintoxicación y el drenaje linfático en el interior de los estratos de la piel.

La combinación de estas dos acciones, térmica y mecánica, hace que el pH de la piel tenga un nivel más alcalino, estimulando la producción de colágeno y elastina, y revitalizando la piel, que recupera el tono y la firmeza.

La última acción, la sonoforesis, es el fenómeno en base al cual las ondas ultrasónicas transportan los principios activos a las capas más profundas de la piel. Al contrario de la iontoforesis, los ultrasonidos no empujan directamente los microingredientes en la piel, sino que es sobre todo el masaje el que favorece la limpieza de los espacios intersticiales entre las células, mejorando la permeabilidad.

De este modo los fármacos elegidos por el especialista para mejorar los resultados del tratamiento pueden penetrar en las capas más profundas de la piel a través de un proceso metabólico, permitiendo una mayor eficacia y duración de la regeneración respecto a otros tipos de tratamiento.

Las tecnologías no invasivas más conocidas para la reducción de la grasa, como por ejemplo el láser o la radiofrecuencia, a veces no pueden asegurar una penetración profunda en los estratos adiposos; además la energía que irradia se absorbe en grandes cantidades o se dispersa cerca de las capas superficiales de la piel.

Al contrario, la energía ultrasónica alcanza directamente el interior del tejido adiposo, atravesando las capas cutáneas sin dañar la piel o los tejidos circundantes.

Esto permite que los dispositivos médicos empleados actualmente, como por ejemplo el sistema "Liposonix", superen los límites de algunas de las tecnologías usadas para la remodelación del cuerpo, por medio de su energía de baja intensidad y frecuencia.

Gracias a la energía ultrasónica de alta intensidad, se puede llegar a los depósitos de grasa del tejido subcutáneo, por lo que esta grasa es eliminada definitivamente, con un resultado que es duradero con el paso del tiempo.

Riesgos y contraindicaciones del uso de ultrasonidos

shutterstock-238637245.jpg El tratamiento que emplea ultrasonidos para acabar con la grasa localizada y la celulitis es un método seguro y mínimamente invasivo, que no conlleva los riesgos ni los cuidados de la cirugía de remodelación corporal exige. Además, favorece el estiramiento y la tonificación de la piel y ayuda a perder volumen.

Pero, a pesar de ser un tratamiento que no presenta riesgos para los pacientes, sí pueden producirse efectos secundarios. Entre los más importantes destacamos la aparición de rojeces y hematomas. Si el médico que lo practica no cuenta con la preparación o experiencia necesaria, puede producirse, además, la rotura de pequeños capilares, lo que se traduce en la aparición de moretones o de filos hilos rojizos bajo la piel.

Por lo que respecta a las contraindicaciones, los ultrasonidos no deben aplicarse en mujeres embarazadas o que estén amamantando. Tampoco es un tratamiento que se recomienda en personas obesas o con problemas de sobrepeso. En estos casos, el médico aconsejará otro tratamiento más adecuado al paciente, ya que, aunque el tratamiento con ultrasonidos ayuda a perder peso y favorece la reducción del volumen corporal, no elimina toda la grasa corporal, por lo que en aquellos casos en los que hay exceso de grasa corporal, es mejor elegir otro tratamiento más eficaz que, combinado con dieta y ejercicio físico, contribuya a reducir volumen de manera importante y acabe con el sobrepeso del paciente.

Finalmente, los ultrasonidos no deben utilizarse en personas con enfermedades autoinmunes o del tejido conectivo, como lupus, esclerodermia, artritis reumatoide, polimiositis, vasculitis, síndrome de Sjögren, sarcoidosis…, o que padezcan o hayan padecido cáncer.

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