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Tratar la celulitis con cirugía: ¿funciona?
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La celulitis es una de las patologías más habituales en la piel. Se calcula que afecta hasta a un 90 % de las mujeres, sin importar su edad ni condición. Es más, no está directamente asociada con el sobrepeso.
Normalmente se entiende que todos los casos de celulitis y de acumulación de grasa en ciertas zonas del cuerpo se deben a una mala alimentación y a llevar una vida sedentaria, pero no es así. Es cierto que una alimentación rica en grasa y azúcares o no hacer deporte con frecuencia pueden agravar estos problemas, pero no son la única causa. Muchas mujeres que están en su peso ideal también tienen que lidiar con la celulitis, así como con depósitos de grasa localizada que no se eliminan ni haciendo ejercicio.
Celulitis y lipodistrofia
La celulitis y la acumulación de grasa en ciertas áreas del cuerpo suelen ir juntas, pero no son lo mismo. Mientras que la lipodistrofia es una acumulación de grasa en una zona determinada, la celulitis es una alteración del tejido subcutáneo, lo que da lugar a la aparición de nódulos o depresiones, que conocemos como piel de naranja.
Tanto la celulitis como los depósitos de grasa localizada tienen en común que suelen aparecer en lugares como el abdomen, los brazos, las nalgas, los muslos..., e incluso las rodillas. Y que ambos casos suelen ser resistentes y difíciles de eliminar.
Liposucción para la lipodistrofia y la celulitis
La liposucción es una de las mejores formas de solucionar los problemas de grasa localizada. El paso por quirófano permite eliminar esa grasa no deseada, que no es posible hacer desaparecer ni con dieta ni con ejercicio, a la par que remodela la figura.
Ahora bien, no es la mejor solución en el caso de la celulitis. La razón es muy sencilla: al eliminar la grasa que hay bajo la zona afectada por las celulitis, el tejido se queda flácido, lo que hace que la piel de naranja se note todavía más.
El que la celulitis mejore, empeore o permanezca sin cambios después de una liposucción dependerá de factores tan variados como la cantidad de grasa acumulada y cuánta de esa grasa se aspire, la flacidez de la piel, el grosor de la dermis, el tono muscular, la edad de la paciente e incluso del sistema hormonal.
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Celulitis, un problema muy complejo
La celulitis es, en realidad, un problema muy complejo en el que intervienen muchas variantes. Por eso su eliminación no es sencilla. De hecho, aunque se logre eliminar la celulitis, si el cuerpo tiene tendencia a generarla, habrá que mantenerla a raya durante toda la vida.
Así, se puede decir que la liposucción ayuda a mejorar la celulitis en algunos casos, pero no se puede afirmar que sea la solución ideal para acabar con ella.
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¿Qué se puede hacer para combatir la celulitis?
Hoy en día existen muchos tratamientos que no son invasivos, o son mínimamente invasivos, y que dan muy buenos resultados a la hora de hacer frente a la celulitis. Veamos cuáles son los más efectivos:
Mesoterapia
Es uno de los tratamientos más populares para reducir la odiada piel de naranja. Implica inyectar pequeñas dosis de sustancias (homeopáticas, vitaminas...) en la zona donde se localiza la celulitis. Los componentes se encargan de ayudar al cuerpo a disolver y eliminar el exceso de grasa y las toxinas, mejorando la circulación y haciendo que la piel tenga un aspecto más liso.
Cavitación
Este método estético se ha convertido ya en todo un clásico. Se trata de aplicar microburbujas de aire dentro del tejido graso con ayuda de un rodillo. Las microburbujas rompen las células grasas, que luego son eliminadas de forma natural por el propio cuerpo.
Radiofrecuencia
Este tratamiento busca mejorar la producción de colágeno, lo que hace que la piel esté más elástica y con mejor aspecto. Además, las vibraciones ayudan a romper las células grasas, lo que reduce, a su vez, el volumen de la zona tratada.
Otras formas de luchar contra la celulitis
Por muy efectivos que sean los tratamientos anteriores, si la paciente no pone de su parte, lo normal es que, con el paso del tiempo, la celulitis vuelva a aparecer. Pero eso se puede remediar, o al menos retrasar lo máximo posible, si se hacen pequeños cambios en los hábitos de vida.
En primer lugar, hay que hidratarse convenientemente para ayudar al cuerpo a eliminar toxinas. Los especialistas aconsejan tomar unos dos litros de agua al día.
En invierno, tomar una ducha caliente sienta muy bien, pero el agua caliente no es un buen aliado de la piel. Para estimular la circulación es preferible combinar agua fría con agua caliente. Cuanto mejor circule la sangre, menor será el riesgo de que aparezca la temida celulitis.
Pasar demasiado tiempo sentada tampoco ayuda, y mucho menos si se cruzan las piernas, puesto que afecta a la circulación de retorno. Lo ideal es levantarse y darse un pequeño paseo cada 45 minutos.
Decirle adiós al alcohol mejora la salud a muchos niveles y también ayuda a mejorar los problemas de celulitis. Cuando se ingiere alcohol se contraen los vasos sanguíneos, lo que empeora la circulación.
Otro buen hábito para acabar con la celulitis es decirle adiós al café, y sustituirlo por té verde o té blanco, pues ambos ayudan a reducir la piel de naranja.
Por supuesto, es recomendable seguir una alimentación sana, en la que no falte ninguno de los nutrientes necesarios para el organismo, y adoptar un estilo de vida más activo, procurando realizar actividad física (con una intensidad media) durante, al menos, 30 minutos al día.
Consultar con el médico si aparecen molestias
Lo bueno de la celulitis es que no suele generar molestias más allá de las estéticas. Pero en los casos más graves, puede aparecer dolor en la zona afectada. Si ello ocurre, hay que ponerse en manos de un dermatólogo, ya que puede ser necesario aplicar algún tipo de tratamiento farmacológico para paliar los síntomas.
Una celulitis grave no tratada puede dar lugar a importantes molestias y dolores en la zona. De ahí la importancia de un tratamiento especializado.
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