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¿Cirugía estética para evitar el acoso escolar?
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De un tiempo a esta parte se han multiplicado los casos de bullying o acoso escolar que salen a la luz en los medios de comunicación.
El acoso escolar ha existido siempre, pero de unos años a esta parte parece haberse vuelto cada vez más duro. Los acosadores no necesitan muchas excusas para reírse y humillar a sus víctimas, pero en la mayoría de los casos el aspecto físico suele ser el motivo más habitual de burla.
Siempre ha habido niños con sobrepeso, orejas de soplillo, manchas de nacimiento visibles, etc., y lo normal es que estos crecieran con ello sin demasiados problemas. Pero ahora muchos padres tienen miedo de que sus hijos puedan ser víctimas de abuso por algo tan normal como tener las orejas más despegadas de la cabeza o pesar más que la media.
La conclusión de esto es que en los últimos años se ha disparado la demanda de operaciones o tratamientos estéticos para los menores de edad, no solo adolescentes, también niños muy pequeños. Los padres se preocupan por sus hijos y por eso quieren solucionar ciertos "defectos" físicos incluso antes de escolarizar a los pequeños, para evitar así el riesgo de que puedan ser víctimas de bullying.
¿Son aconsejables las cirugías para evitar acoso escolar?
Los especialistas de la medicina destacan que ciertas intervenciones pueden hacerse incluso en niños de muy corta edad. Sin embargo, aconsejan a los padres que no sean ellos quienes recomienden o implanten en sus hijos la idea de operarse, sino que debe salir de los pequeños la idea de buscar una solución.
Como en toda cirugía a menores, en estos casos se ofrece una amplia información del proceso operatorio y posoperatorio a los padres.
Debe tratarse siempre de una decisión muy meditada y realmente fundada en un interés por ayudar al niño y hacer que su proceso de socialización pueda ser más sencillo. Nunca debe someterse a una intervención de cirugía estética a un niño por el mero capricho de sus padres.
Las operaciones estéticas más demandadas para niños
La operación estética que más padres demandan para sus hijos es la otoplastia, que se realiza para solventar el problema de orejas de soplillo. Se trata de una operación muy sencilla con una recuperación muy rápida. Es muy poco invasiva y por eso se puede practicar en niños a partir de los 5 y los 6 años.
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Es más, los especialistas recomiendan hacer esta intervención cuando el niño es todavía pequeño, puesto que tras la intervención la oreja podrá crecer con normalidad, porque con 5 o 6 años el cartílago ya está bien desarrollado. Es decir, que aunque el cuerpo y las orejas vayan creciendo, la operación no será un obstáculo para un buen desarrollo de las mismas.
Otra operación muy demandada para los niños es la rinoplastia. En este caso, los especialistas recomiendan esperar hasta una edad más adulta, los 15 o los 16 años, así la nariz está más desarrollada y está más cercana al que será su tamaño definitivo. En los niños más pequeños esta intervención solo está recomendada en los casos más graves de rinomegalias o graves malformaciones.
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Cirugías en los adolescentes
La adolescencia siempre ha sido una época difícil, pero los adolescentes de hoy en día son constantemente bombardeados con la falsa idea de que deben tener un cuerpo "perfecto" para poder triunfar, y eso acaba desencadenando muchos complejos.
En algunos casos puede existir bullying en chicas que no tienen mucho peso o en adolescentes que tienen sobrepeso, pero en estos casos no hay razón para pasar por una intervención quirúrgica de remodelación del cuerpo.
A medida que crecemos debemos ir desarrollando herramientas para poder afrontar este tipo de problemas y hay que enseñar a los adolescentes a desarrollar y proteger su autoestima con independencia de lo que opinen los demás.
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¿Es realmente necesaria la intervención?
En función de la edad que tenga el menor, los padres podrán tratar el tema de una posible corrección de ese defecto físico que le está causando problemas a su hijo. Pero, sin lugar a dudas, lo más recomendable es ponerse en manos de un especialista.
Una buena evaluación física y psicológica del niño determinará si la operación puede traerle beneficios o si, por el contrario, no resultará positiva.
En cualquier caso, el niño debe mostrarse partidario de someterse a la intervención. Si no lo hace, lo mejor es no llevarla a cabo, puesto que puede ser todavía más traumático para él y hacer surgir la idea de que tampoco a sus padres les agrada ese "defecto".
Corregir defectos, no percepciones
Entrar en un quirófano siempre supone un riesgo, mucho más si quien lo hace es un niño o un adolescente. Por eso los especialistas recomiendan limitar al máximo las intervenciones de tipo estético, tratando únicamente aquellos casos en los que el problema sufrido pueda causar graves daños a nivel psicológico.
Por ejemplo, una nariz extremadamente deformada puede condicionar el desarrollo social del niño, que puede, o no, sufrir acoso escolar. También puede causar inseguridad al estar en público. En estos casos una intervención puede ser la mejor solución.
Sin embargo, en el caso de chicas que no se sienten conformes con su talla de pecho o con su peso, se trata más bien de una percepción, por lo que hay que buscar otras alternativas diferentes a la cirugía. En supuestos de este tipo se consiguen mejores resultados trabajando la autoestima que haciendo una intervención quirúrgica.
Vivimos en una sociedad en la que el culto al cuerpo se ha convertido prácticamente en una obsesión para muchos, y eso está haciendo que cada vez, con más frecuencia incluso, los más jóvenes recurran a cirugías que son innecesarias para ellos y que además a la larga pueden afectar a su desarrollo.
Está claro que nadie quiere que sus hijos sufran bullying, pero como sociedad deberíamos buscar alternativas que hagan hincapié en sancionar las conductas de quienes acosan, no intentar solucionar el problema haciendo a los niños pasar por intervenciones y tratamientos estéticos desde muy temprana edad.
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